Informació d'interès general
JULIOL - AGOST - SETEMBRE 2017
1. Els vídeos d'exercici poden ajudar als nens a ser més actius Un estudio de la American Council on Exercise señala que los vídeos de ejercicio en las aulas podrían ser una herramienta rentable para aumentar la actividad física en las escuelas. Los alumnos se mostraron más activos y se comportaron mejor. La investigación ha sido realizada por el Dr. Leon Greene, del Departamento de Salud, Deporte y Ciencias del Ejercicio de la Universidad de Kansas. Participaron 16 maestros y más de 400 estudiantes de segundo, tercer, cuarto y quinto grado. Los profesores de Educación Física ayudaron a los científicos a diseñar ocho vídeos de ejercicio físico dirigidos a cada grupo de edad. Los estudiantes se ejercitaron con vídeos de diez minutos hasta dos veces al día durante un mes. Los resultados mostraron que los alumnos alcanzaron un nivel moderado en cuanto a intensidad de ejercicio físico en cada vídeo. Además, un porcentaje del 20 al 25% de los niños alcanzaron una intensidad vigorosa. Según Cedric Bryant, uno de los autores del trabajo, "es importante que los niños desarrollen una relación positiva con el movimiento y la actividad física mientras son jóvenes. Esto hará que sea mucho menos difícil incorporar el movimiento a su estilo de vida cuando sea adulto". En este sentido, los vídeos se presentan como una herramienta de gran valor, así como de bajo costo, para hacer que los jóvenes se muevan y mantenerlos en movimiento a lo largo de sus vidas. Bryant concluye que, "cuando los niños crecen con la idea de que el movimiento es un aspecto integral de todas las partes de la vida, podemos empezar a cambiar la marea en la epidemia global de enfermedades evitables relacionadas con la inactividad. Eso significa un mundo de vidas más sanas y felices". 2. L'exercici millora la capacitat per aprendre un idioma Una investigación de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Italia señala que el aprendizaje de un nuevo idioma mejora al combinarlo con ejercicio físico. Los efectos a nivel neurológico de la práctica deportiva mejoran la plasticidad del cerebro e incrementan la habilidad de aprender. Recomiendan incluir sesiones de actividad durante las clases lectivas. El trabajo, publicado en la revista científica PLOS One, refuerza la idea de que para activar el trabajo mental, puede ser efectivo mover el cuerpo. Los resultados muestran que, al ejercitarse durante una clase de idiomas, se amplía considerablemente la capacidad de memorizar, retener y entender un vocabulario nuevo. El aprendizaje de un idioma es abordado por casi todas las personas al introducirse en el conocimiento de la lengua materna. Pero no es enseñada de manera formal, simplemente es absorbida. Sin embargo, en la edad adulta, el cerebro pierde algunas de sus capacidades innatas para el lenguaje. Tiene menos plasticidad en las áreas relacionadas con la lengua y, para la mayoría de las personas, es más difícil aprender un segundo idioma después de la infancia. Para analizar qué efectos podría tener el ejercicio en este proceso, los investigadores de China e Italia que participaron reclutaron a 40 estudiantes universitarios de nacionalidad china que intentaban aprender inglés. Los dividieron en dos grupos. En uno siguieron aprendiendo inglés de manera convencional, sentados y memorizando vocabulario por repeticiones por dos meses. El otro grupo complementó las clases con ejercicio. Los estudiantes se ejercitaron en bicicletas fijas a un ritmo tranquilo (casi el 60% de su capacidad aeróbica máxima), empezando 20 minutos antes del inicio de las lecciones y siguiendo con la rutina aeróbica los 15 minutos de clase. En ambos casos, los integrantes aprendieron vocabulario nuevo viendo aproximadamente 40 palabras proyectadas en grandes pantallas, junto con fotos ilustrativas. Más tarde, los estudiantes descansaron brevemente antes de responder a un cuestionario de vocabulario, respondieron oraciones utilizando las palabras nuevas y marcaron si las oraciones eran correctas o si no tenían sentido. Al final de cada lección, los que se habían subido a las bicicletas tuvieron un mejor desempeño en las pruebas que quienes estuvieron sentados. Además, a diferencia de los estudiantes sedentarios, se hicieron más competentes al momento de reconocer oraciones (aunque esa diferencia no surgió hasta que pasaron varias semanas de clases). Además, la mejora en el vocabulario y la comprensión duró más en los que se ejercitaron. Cuando los investigadores les pidieron a los estudiantes que regresaran al laboratorio para realizar una ronda final de pruebas un mes después de las lecciones, los ciclistas recordaron más palabras y las entendieron en el contexto de oraciones de una forma más precisa que quienes no habían realizado actividades físicas. Simone Sulpizio, coautora del estudio y profesora de psicología y lingüística en la Universidad Vita-Salute San Raffaele (Italia) señala que “los resultados sugieren que el aprendizaje mejora cuando se combina con la actividad física. Los beneficios van más allá de simplemente la ayuda a la memorización, porque la actividad física también mejoró la habilidad de los estudiantes de utilizar esas nuevas palabras aprendidas”. Si bien los resultados coinciden con investigaciones previas sobre los efectos del ejercicio en la plasticidad del cerebro, todavía queda poco claro el tipo de ejercicio necesario para lograr un mejor impacto o qué es puntualmente lo que sucede en el cerebro. La científica afirma que “los estudios anteriores demostraron que el ejercicio detona la liberación de varios neuroquímicos en el cerebro que aumentan el número de células cerebrales y las conexiones entre las neuronas”. Estos efectos mejoran la plasticidad del cerebro y aumentan la habilidad de aprender. Sin embargo, las implicaciones del estudio todavía podrían parecer poco prácticas, ya que no hay espacios preparados para llevar a cabo una actividad académica y física simultáneamente. Pero, según Sulpizio, esto no es necesario: “No estamos sugiriendo que las escuelas o profesores compren montones de bicicletas. Una conclusión más sencilla es que las clases deberían contemplar alguna actividad física. Sentarse durante horas sin moverse no es la mejor forma de aprender”. 3. La bici o córrer de forma habitual redueix el risc de patir ciàtica Investigadores finlandeses han publicado, en la prestigiosa revista científica American Journal of Medicine, un reciente trabajo en el que han analizado los principales factores de riesgo que influyen en la prevención de la ciática. Los científicos demostraron que utilizar la bicicleta o correr de forma habitual protege del riesgo a padecer esta dolencia. La ciática es un dolor que se dirige de la región lumbar hacia la pierna a través de la nalga y que, normalmente, puede llegar hasta la pantorrilla o el pie. Actualmente, lo sufre entre el 2% y el 5% de la población. Rara vez conlleva cirugía, si bien se considera que es uno de los dolores de espalda más duraderos y severos. Los expertos analizaron datos de cuatro estudios realizados a largo plazo en el que participaron 34.589 personas y se registraron 1.259 hospitalizaciones por esta causa durante 12 y 30 años de seguimiento. Se evaluaron factores de riesgo como el tabaquismo, el índice de masa corporal, la obesidad, la edad, el sexo, la educación y la ocupación, así como la frecuencia, la intensidad y la duración de la actividad física. Observaron que el tabaco aumentó en un 33% el riesgo de hospitalización por ciática, la obesidad un 36% y la grasa abdominal un 41%. Además, las personas que iban andando al trabajo o en bicicleta tenían un 33% menos de riesgo de ser hospitalizadas por ciática, al margen del peso corporal o el hábito tabáquico. Los autores señalan que, sin embargo, "otros tipos de actividades físicas de ocio no tuvieron ningún efecto en la hospitalización”. Reconocen también que una de las limitaciones de su estudio es que los resultados se basan en datos autoinformados, por lo que no han podido verificar qué otros factores de salud están involucrados en la hospitalización por ciática. 4. L'activitat física a preescolar millora la memòria per l'ESO Científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona descubrieron que adolescentes que habían sido físicamente activos en su etapa de preescolar tienen mejor memoria que aquellos que eran menos dinámicos. Los expertos recomiendan el fomento de la práctica deportiva en la infancia para mejorar el aprendizaje durante la ESO. La memoria de trabajo es una capacidad fundamental en el aprendizaje que permite retener en la cabeza durante un tiempo corto diversos datos, ya sea para resolver un problema o para manipular diferentes informaciones y llegar a una conclusión. El estudio, publicado en la revista científica The Journal of Pediatrics y ha demostrado que este tipo de memoria mejora significativamente en los adolescentes que fueron activos físicamente en edades tempranas. En la investigación han participado 1.400 escolares de Menorca, Sabadell, Gipuzkoa y València, por lo que los resultados, creen los investigadores, son realmente extrapolables a cualquier zona de España. Este trabajo se enmarca dentro del proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), en el que se sigue a más de 4.000 niños desde el embarazo y a los que, cada dos años, se evalúan diferentes aspectos de salud, estilo de vida, exposición a contaminantes y análisis de sangre y de cabello. En esta ocasión se pidió a las familias que explicaran cuánto tiempo dedicaban al día sus hijos a los seis años (a los cuatro en el caso de Menorca) a actividad física extraescolar. Y a los 14 años (a los siete en el caso de Menorca) se convocó a los mismos niños y se les pasó un test que mide la memoria de trabajo y que se puede hacer en la pantalla, comprobando así la rapidez en la de respuesta. Los niños tenían que pulsar una tecla cuando se repitiera el penúltimo número. Mònica López-Vicente, psicóloga, doctora en Biomedicina del ISGlobal y principal autora del estudio, explicó que “se trata de una prueba sencilla pero muy eficaz para medir esa capacidad de recordar durante un tiempo un estímulo y había una diferencia significativa en la mitad de niños y niñas que habían tenido más actividad física a los seis años. Las diferencias son importantes a medida que crecen, más a los 14 años que a los siete”. La investigadora añadió que “esa relación positiva entre actividad física y mejor actividad cerebral ya es conocida, pero al hacer un estudio longitudinal podemos saber que hay una relación causal, que más actividad física en la infancia tiene un impacto positivo en la capacidad de aprendizaje de los adolescentes y eso supone que promoverla en edades preescolares influirá en la salud pública”. Ninguno de los resultados, positivos o negativos, tiene valor individualmente. “Nadie diagnosticaría por estas pruebas que ese niño en concreto tiene un problema de algún tipo”, señaló otro de los participantes en el estudio, Joan Forns. Lo importante del hallazgo es que demuestra que ese factor estudiado influye en el desarrollo cognitivo en edades posteriores. Una parte complicada del trabajo era que las familias midieran la actividad física de pequeños que no están apuntados aún a ningún deporte u otra actividad organizada. Prácticamente se referían al conjunto de su tiempo libre en el parque. Pero por término medio los preescolares pasaban dos horas a la semana activos físicamente, al margen de la escuela. Los que estaban por debajo de esa mediana tuvieron peores resultados en su prueba de memoria de trabajo. Entre niños y niñas hay diferencias, ellos pasan más tiempo activos. También ven más televisión, pero según el análisis de ISGlobal esa circunstancia no influyó en los test de memoria de trabajo que hicieron años después. Sí se ha podido ver una relación negativa, una memoria más pobre, entre los niños varones más sedentarios. “No sabemos cómo explicar esa diferencia entre niños y niñas. Puede que las actividades sedentarias de los niños sean más homogéneas y las de las niñas más diversas, o que haya actividades sedentarias que jueguen a favor de la memoria de trabajo”, indicó López-Vicente. Lo que es seguro es que una mayor actividad física extraescolar a los seis años tiene un impacto positivo en el rendimiento intelectual de los adolescentes. 5. Córrer sols un minut al dia pot millorar la salut dels ossos Científicos de las universidades de Exeter y de Leicester (Reino Unido), han descubierto que realizar breves estallidos de ejercicio de alta intensidad favorece una mejora en los huesos. Analizaron datos de más de 2.500 mujeres y encontraron una diferencia de hasta el 4% de mejoría ósea en quienes realizaban un minuto de ejercicio diario. Utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, los investigadores descubrieron que las mujeres que en promedio realizaban de 60 a 120 segundos de actividad de alta intensidad y pesas cada día tenían un 4% más de salud ósea que aquellas que hicieron menos de un minuto. La doctora Victoria Stiles, de la Universidad de Exeter explicó que "todavía no sabemos si es mejor acumular esta pequeña cantidad de ejercicio en bits a lo largo de cada día o realizarlo todo a la vez, y también si una sesión ligeramente más larga de ejercicio en uno o dos días a la semana es tan buena como 1-2 minutos al día. Pero hay un vínculo claro entre este tipo de ejercicios de alta intensidad y pesas y una mejor salud ósea en las mujeres". Stiles añadió que "debido a que se trata de un estudio transversal (que evalúa los datos tomados de un subconjunto de la población en un momento en particular en el tiempo) no podemos estar seguros de si la actividad física de alta intensidad llevó a una mejor salud ósea, o si aquellos con mejor salud de los huesos hacer más de este ejercicio, pero parece probable que sólo 1-2 minutos de correr un día es bueno para la salud ósea". Los investigadores analizaron los datos de más de 2.500 mujeres y compararon los niveles de actividad (medidos con monitores de pulsera) con la salud ósea (medidos mediante una ecografía del hueso del talón). Además de encontrar un 4% de mejor salud ósea entre las mujeres que hicieron de uno a dos minutos de ejercicio de alta intensidad y pesas, encontraron un 6% mejor de salud ósea entre las que hicieron más de dos minutos al día. El estudio ha sido publicado en la revista científica “International Journal of Epidemiology”. Como sugerencia para cualquier persona interesada en aumentar sus niveles cotidianos de actividad, la doctora Stiles recordó que "la Sociedad Nacional de Osteoporosis del Reino Unido recomienda iniciar la actividad caminando. Más adelante, sugerimos agregar a la caminata algunos pasos corriendo un poco, como para coger un autobús". Una buena salud ósea tiene múltiples beneficios para la salud, incluyendo un menor riesgo de osteoporosis y fracturas en la edad avanzada. |
Data de realització: 02/26/2014 | Data de la darrera actualització: 09/26/2017
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